miércoles, abril 23, 2008

A través de la ventana

La mañana es calurosa, subo al autobús después de un largo camino y comienza el viaje. No elijo ningún destino. Sólo descansar y mirar a través de la ventana la vida alrededor.
La ciudad es bulliciosa; una mujer le compra un helado a su hijo pequeño, otra es multada por saltarse un semáforo en rojo, una pareja sentada en un banco besándose, gente comprando en tiendas y supermercados, pobres pidiendo limosna en calles concurridas, personas sin rumbo fijo como yo que se suben al autobús... como si te escindieras de aquel mundo y lo observaras de otra perspectiva. Algunas personas de las que suben son altas, con buena presencia, otros son más modestos y se sientan en algún lado del vehículo para pasar desapercibidos, algunos tienen aspecto más demacrado y se sientan al fondo, sin embargo, nada de eso importa. Se empieza a ver el campo y la gente trabajando en ellos. Luego gira en una curva al lado de una montaña y aparece el mar. Pasa de largo pueblos, ciudades, ríos, lagunas, no hay vuelta atrás. A lo largo del camino aprendes cosas nuevas, de todo tipo y conoces a mucha gente que al igual que tú seguirán en el autobús y otros que se irán bajando mucho antes al no soportar tanta información, tanta maravilla que se sucede al otro lado del cristal.

Es la vida en todos sus sentidos. Increíble y aterradora a la vez.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Llegar lejos, para ver lo mas lejano que puedas, sin tener miedo de dejar nada atrás.

Me ha gustado mucho esta entrada, aunque desconozco su inspiración.